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Periodismo para la gente

San Andrés

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El 27 de abril de 1999, el mundo se enteró de que varios estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Mayor de SAN ANDRÉS habían tomado la víspera el Edificio de la Ex- Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL).

(Para quienes tomaron la COMIBOL)

A la mínima amenaza

de un decreto de tachuelas

tus cuatro esquinas juventud

se convierten en banderas.

 

Por cómodas y amplias aulas

canciones y gritos de guerra.

Pero con palabras de fuego

hieren tu pared de arena

porque no hay ley justa

que calme tu mirada negra.

 

Los señores del Gabinete

voces de escuálida brea

trazan en papeles rojos

destinos de su soberbia.

Y los soldados alquitrán

esclavos de las estrellas

torpes números sin sesos

siguen al pie de la letra

la orden de bajar todo

con sus tortugas tijera.

 

Zorrinos verdes autoritarios

con manos de calavera

quieren matar con sus gases

tu picante aguijón de ideas

cuando uniformes odiados

sienten réplicas de piedra.

Y se oyen desde el cielo gris

gritos de carayas negras

en medio de un ejército

pinos ciegos de hoguera.

 

Y han quedado medio muertos

a los pies de cuatro velas

el toro de la Autonomía

y el jaguar de la sospecha.

Desde el cuello hasta la grupa

se ven las quince flechas

de tus profundas heridas.

No muy lejos de una legua

en el  pasto a lado del río

tu agresor también quisiera

aún con las cornadas tuyas

clavarte miradas de guerra.

La ciudad manos arriba

como en noches de tormenta

siente martillos en sus calles

de un nuevo dolor de muelas.

En el cielo ensangrentado

atados a sus cadenas

los sabios de las palabras

disparan condenas

al toro de la Autonomía

dizque por sus rojas ideas.

Tu insolencia imberbe

sangre marchita sobre la seda

por culpa de tu boca

que exige demandas muertas.

Los sabios de ceño fruncido

con sus palabras que queman

dicen de la juventud

tatuaje mudo de la sospecha

que nunca dijo nada

cuando se sentó a la mesa

que no sabe de sí misma

cuando sus pies sobre la tierra.

¡Ay, cómo el cielo pierde

de sus manos la primavera!

Ave que no aprendió a volar

porque ha caído muerta.

Y un soplo del viento gime

llanto de notas desiertas

al mínimo atentado

de un decreto de tachuelas.

Óscar Ordóñez A.

 

 

 

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